Hace ya casi dos décadas, desde un poco después de su fundación allá por 2005, he
venido trabajando con esfuerzo, ilusión y compromiso en el desarrollo de Nueva Canarias,
un proyecto que ha sido trascendental para entender los cambios que se han dado en la
política canaria durante los últimos diecinueve años.
Nueva Canarias ha sido una herramienta crucial en nuestro país canario: consiguió redefinir
y oxigenar el mapa político de nuestras islas, puso fin al costumbrismo en el que -gobernase
quien gobernase- ofrecía políticas muy similares a la ciudadanía y permitió construir el
primer gobierno progresista de nuestra democracia en la Comunidad Autónoma. Es más, la
presencia de Nueva Canarias en el propio gobierno progresista ha permitido empujar
durante estos últimos años un nuevo abanico de políticas públicas que han ampliado los
derechos sociales, laborales y civiles en Canarias, ensanchando así nuestra democracia.
Estoy orgulloso de haber formado parte de esa historia, como miembro de la Ejecutiva
Nacional del partido, como Presidente del partido en Puerto del Rosario y también como
Concejal en el Ayuntamiento de la capital majorera, por nombrar sólo estos últimos años.
Han sido muchas las horas de trabajo y muchos los esfuerzos personales, pero bienvenidos
sean si han servido para que haya ciudadanos en nuestra tierra que puedan vivir algo mejor.
En las últimas semanas recibí de la Presidencia Insular la oferta de formar parte de la Ejecutiva en Fuerteventura, propuesta que sin embargo parece obedecer más a una situación coyuntural que a una confianza en mi persona y mi trabajo. Agradezco mucho la oferta para una Secretaría tan importante y relevante en nuestro partido, y aunque en un primer momento acepté dicho cargo, no puedo tolerar seguir en dicha Ejecutiva si siento que la dirección realmente no lo comparte. En mi cultura política no es concebible aceptar un cargo en la organización de la que uno no siente que forma parte.
Durante estos años he tenido en diversas ocasiones diferencias relevantes con la
orientación de mi partido, y siempre las he trasladado en los órganos de dirección.
Considero que la auténtica lealtad a un proyecto político pasa por buscar los puntos en
común que nos unen, expresar con honestidad las diferencias para trabajarlas y hacerlo en
los órganos de dirección, no en los medios de comunicación. Bajo ese prisma he entendido siempre mi compromiso político en Nueva Canarias como en aquellos pactos que desde la formación hemos alcanzado.
Es evidente que la actual dirección de NC en Fuerteventura ha perdido la confianza que depositó en mí cuando se me eligió Presidente del partido a nivel local. Considero por tanto que lo más honesto es dar un paso a un lado y dimitir de mis cargos en el partido, dejando tanto la Presidencia Local de Puerto del Rosario, como la de Secretario de Cultura, Formación e Identidad Canaria en Fuerteventura y miembro de la Ejecutiva Nacional.
Se cierra así un ciclo en el que siempre puse todo de mi parte para sumar y aportar, donde
entregué tiempo y trabajo desinteresadamente por conseguir los avances necesarios. Ha
sido un honor desempeñar estos cargos sirviendo a mi tierra durante todos estos años, y
quiero agradecer tanto al Presidente Nacional Román Rodríguez como a todos aquellos que
me acompañaron y la confianza que depositaron en mí.
La principal fortaleza de las fuerzas progresistas, nacionalistas y de izquierda pasan por la
unidad y, sobre todo, por la fraternidad entre los diversos proyectos. No lo olvidemos, los
partidos no se deben a sus responsables o a sus militantes, sino fundamentalmente a los
ciudadanos a los que aspiran a representar.
Seguiré trabajando por impulsar la igualdad, la libertad y una sociedad más justa y
equitativa. Ese es un camino que solo podemos recorrer de la mano de otros y con la
voluntad de trazar un sendero común. Estoy seguro de que en ese camino seguiremos
encontrándonos.
David Perdomo

