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    Tetir y Puerto Cabras: Centenario de una fusión

    Publicada el

    El 24 de junio se cumplen cien años de la integración o fusión entre los municipios de Puerto de Cabras y Tetir, mediante acuerdo mutuo de ambas entidades locales. En consecuencia, a partir del verano del año 1925, la extensión territorial y las funciones político-administrativas de esa nueva entidad local quedan agrupadas bajo la denominación genérica de municipio de Puerto de Cabras.


    Estamos ante una efeméride relevante. La evolución de la actual capital de Fuerteventura no se puede entender sin Tetir, el núcleo poblacional y parroquia que constituye la raíz del nacimiento de Puerto de Cabras. Puerto es una ciudad joven que perteneció administrativamente a la Vega y algunos de sus vecinos figuran entre los primeros moradores de la llamada “costa de Tetir”.


    Aunque Puerto de Cabras logró la autonomía municipal en el año 1835, la parte eclesiástica, muy importante en la vida social del siglo XIX, siguió dependiendo de la parroquia de Tetir hasta el año 1894.


    En este artículo, vamos a desgranar los aspectos mas fundamentales de esa historia común de ambos territorios, incidiendo mas en la de Tetir, porque su supresión como entidad local propia ha derivado en un mayor desconocimiento y se le ha prestado un menor interés a su evidente importancia en la historia reciente de la isla de Fuerteventura. El presente trabajo es una aproximación histórica de la parroquia y municipio de Tetir, que requiere un estudio mas profundo, tarea pendiente y una deuda que los historiadores tenemos con la Vega. La fusión dejó en segundo plano el interés por realizar los estudios necesarios para poner en su justo lugar la relevancia que merece.


    UNA VEGA ATRAYENTE


    El núcleo central de la antigua parroquia y municipio lo forma la Vega de Tetir. Una vega, en el diccionario académico de la lengua española es definido como “terreno bajo, llano y fértil”. Por tanto, a nivel geográfico es una zona interesante para las actividades agrícolas y ganaderas, principal recurso de subsistencia de Fuerteventura hasta el último tercio del siglo XX.


    La Vega, se encuentra rodeada de conocidas elevaciones montañosas como el alargado cuchillo del Castillejo a La Fortaleza, al Sur; El Aceitunal, Tamariche-Temejereque, al Norte; la pequeña cordillera de morro San Diego y montaña Martínez, que le separa de Tefía, al Oeste; y las singulares y emblemáticas La Mayola y San Andrés, ubicadas dentro de la Vega misma.


    En ese entorno geográfico y alrededores se han atestiguado asentamientos humanos desde tiempos remotos. Desgraciadamente, un mal endémico de la historia de Fuerteventura es la escasez de fuentes documentales, ya sea por incendios, saqueos, deterioro por mala conservación o pérdida de los manuscritos. Esa carencia es casi absoluta en los primeros momentos de la conquista normanda de la isla (1402), durante los siglos XV y XVI.


    Diversas excavaciones e investigaciones han localizado diferentes yacimientos y sitios arqueológicos en las zonas aledañas a la Vega, tales como montaña de Jaifa, cordillera Fortaleza-Castillejo. Existe un “paisaje arqueológico salpicado por asentamientos, círculos de piedras hincadas, solapones acondicionados para uso funerario y construcciones ganaderas”, además de “una profusión rupestre (grabados en roca) de limitada temática”

    Dentro de los escasos testimonios documentales, encontramos en los antiguos protocolos de escrituras, un legajo de 24 de marzo de 1585 que describe lo siguiente: “Venta que Andrés de Armas, vo. ,hace a Bastián de Argenta, vo., de unas tierras que tiene en la vega de Tetir, en la vega de abajo, de pan sembrar…por debajo de la cadena de Tetir y con tierras de Francisco Negrín y suyas, desde el barranco a dar a las cabezadas de tierras que fueron de Baltasar Armas a dar al camino, por precio de 26 doblas”
    .

    De su lectura se deduce que ya existían bastantes tierras roturadas, cadenas de piedra elaboradas y un significativo número de propietarios, llevándonos a la conclusión de que la Vega ya contaba con décadas de explotación agrícola y ganadera, quizás desde los primeros decenios de la entrada de los europeos en la isla.


    En cuanto a la evolución de la población, desde los primeros censos de finales del siglo XVIII, siempre ha oscilado entre los 1000-1600 habitantes, excepto en el periodo posterior a la anexión con Puerto de Cabras, momento en el que se adscribe a la capital toda la población de los antiguos barrios y pagos de Tetir. Como en el resto de Fuerteventura, durante los años de crisis y hambrunas hubo una fuerte tendencia hacia la emigración a las islas capitalinas y hacia América, especialmente a la República Oriental del Uruguay.

    DATOS HISTÓRICOS DE LA POBLACIÓN DE DERECHO DEL MUNICIPIO DE TETIR

    (1787-2023)

    AÑO HABITANTES DE
    DERECHO-VECINOS
    1772 103 (vecinos)
    1787- Floridablanca 1064
    1802- Escolar y Serrano 1612
    1818- Museo Británico 1586
    1829-Cabildo 443 (vecinos)
    1837- El Atlante 1649
    1842- Censo catastral 1387
    1857 1330
    1860-Olive 1279
    1877 1169
    1880 1067
    1887 974
    1897 1216
    1900 1110
    1910 1264
    1.920 1211
    1.931 397
    1.935 397
    2.000 646
    2.010 858
    2.020 1080
    2.023 1149
    Fuente: Censos y padrones y elaboración propia.

    LA PARROQUIA


    Con el importante crecimiento del siglo XVIII, Tetir comenzó a movilizarse para poder cubrir las necesidades religiosas y sacramentales de sus vecinos sin tener que desplazarse a la lejana parroquia de Betancuria, de la cual dependían a nivel espiritual.
    En la actualidad la parroquia de Tetir está bajo el patronazgo de Santo Domingo de Guzmán, pero no fue siempre así. En el año 1609, el Cabildo de Betancuria acuerda designar a San Andrés, previo sorteo entre ochenta santos, como patrón de los labradores de la isla en gratitud por “las mercedes que Dios nos ha hecho de tan buenos temporales para los panes y pastos” y decidieron que “se le haga fiesta el cabildo y labradores cada año para siempre jamás”
    .

    Tetir, como fértil vega de cultivo, captó muy pronto las instrucciones emanadas desde Betancuria e hizo suyo a San Andrés. En el testamento del capitán Pedro de Medina, en el año 1627, “hace patronato para la conservación del Oratorio que se le hizo en Tetir…consistiendo el patronato en 28 fanegas de Tierra en Tetir, en la ladera de Miel de Abejas”
    .

    Sabemos que a mediados del Siglo XVII ese oratorio se convierte en ermita. En informe del beneficiado de Betancuria, Esteban González Socueva, fechado en 1706, se recoge que “la Vega de Tetir a 4 leguas, cuenta con 44 vecinos y una ermita del Apóstol San Andrés”

    A mediados del siglo XVIII, el pueblo adopta como patrón a Santo Domingo, pero no olvida la tradicional devoción a San Andrés. En 1989 se repone la derruida ermita antigua, por una nueva, construida por Juan Berriel Jordán.


    El historiador majorero, Francisco J. Cerdeña Armas, alude a la interesante tradición de San Andrés relacionada con el agua, en su interesante blog Cuaderno de Puerto de Cabras: “había oído la costumbre que había en la Vega de Tetir de acudir a la ermita de San Andrés, en el Valle de la Sargenta, cuando, pasado el día de Santa Catalina sin llover se le iba a pedir cuentas al santo patrón de los agricultores.


    Escuchábamos que se sacaba al santito de su ermita y se llevaba a lo alto del volcancito de San Andrés, en el centro mismo de aquella vega y se le amenazaba con desriscarlo si no traía el agua; solía contarse que alguna vez, siquiera por accidente, la imagen rodó por lo suelos, pero que por lo general no se cumplía la amenaza”.


    El 8 de noviembre de 1745 se levanta escritura pública para la fundación y dotación de la recién construida ermita de Santo Domingo de Guzmán. Fueron testigos, el presbítero Hermenegildo Borges, el comisario del Santo Oficio, Sebastián Trujillo, y un amplio número de vecinos de Tetir, Tamariche, Sordo, La Asomada y Los Estancos, detallando que “para la celebración de nuestro santo patrono, el Señor Santo Domingo de Gusmán, el día de su fiesta emos de satisfazer al Beneficio desta ysla tres ducados y por celebración y asistencia de dicha función» Se iniciaba el camino para la anhelada autonomía eclesiástica.
    Del siguiente paso de los vecinos se dio fe pública el día 2 de enero de 1765, suplicando ante “el señor obispo destas yslas..a fin de conseguir se erija la ermita del señor Santo Domingo, en ayuda de parroquia por ser capas y decente para ello”. Lo peticionarios contaban con argumentos de peso como la lejanía de la Villa, a cinco leguas, la dificultad de los agrios, pedregosos, secos y montañosos caminos y el considerable aumento de parroquianos en los parajes aledaños a la Vega. Se detienen en pormenorizar sucesos pasados como en el caso de los bautismos, que en muchas ocasiones, por accidente en el trayecto o enfermedad del párvulo, fallecen antes de recibir el sacramento. Semejante desamparo sufrían los enfermos graves que tampoco llegaban con vida para recibir la extremaunción. En el contexto histórico del XVIII estas cuestiones religiosas eran de trascendencia en la sociedad insular por el fuerte arraigo de la fe y la religión católica.
    A pesar de contar con considerables apoyos internos y externos, como el del prelado Francisco Delgado desde 1764, Tetir no consigue ser parroquia sufragánea (subordinada a la de la Villa) hasta que el obispo Juan Bautista Servera la autoriza, mediante Decreto de 21 de abril de 1777. Los libros sacramentales se inauguran con el bautismo, el 5 de febrero de 1778, de un niño llamado Blas, hijo de Juan Alonso y Catalina Borges.


    En un principio, el curato de Tetir asistirá religiosamente a los pagos de El Time, Guisguey y Casillas del Ángel. El decreto episcopal de 28 de junio de 1786, por fin, otorga a la Vega la condición de parroquia independiente, con todos los deberes y obligaciones que ello conllevaba. Tras la Villa, Pájara y La Oliva se convierte en la cuarta parroquia creada en la isla.


    Las reestructuraciones parroquiales de 1787 y 1792 sitúan bajo la jurisdicción de Tetir a los pagos de Guisguey, El Time y La Matilla, mientras Casillas del Ángel adquiere rango de parroquia en 1790.


    Posteriormente se añadirían a Tetir los caseríos de La Asomada, Los Estancos y Puerto de Cabras, que por aquel entonces tenían escasa entidad poblacional. Según consta en los libros de defunciones de la parroquia, el primer entierro en el cementerio es de una
    fecha tardía, cuando ya la mayoría de parroquias de la isla tenían estos camposantos en funcionamiento en cumplimiento de las directrices sanitarias que así lo exigían. En las actas municipales se expresa la dificultad de construir el cementerio por la carencia de recursos económicos. Se puso en uso, con el fallecimiento de una niña, llamada María Benigna, hija de Sebastián Ruiz y de María Marichal, que recibió cristiana sepultura el 19 de agosto de 18599

    Puerto de Cabras, obtiene su deseada parroquia en el año 1906, siendo su primer párroco Teófilo Martínez de Escobar. Hay que destacar que hasta 1894 no se autoriza a Puerto llevar sus propios registros sacramentales, circunstancia por la que, hasta la citada fecha, todas las familias de Puerto de Cabras están registradas en los libros de bautismos, matrimonios y defunciones de la parroquia de Santo Domingo. Allí figuran los apellidos que han construido la actual capital de Fuerteventura, tales como Castañeyra, Peñate, Hormiga, Jorge, Miller, etc.


    ALCALDES PEDÁNEOS. AYUNTAMIENTO
    Hasta la creación de los ayuntamientos constitucionales, en 1812, el gobierno de la isla estaba centralizado en Betancuria, mediante el Antiguo Cabildo, una institución que funcionaba a modo de ayuntamiento único para toda la isla y que en casi nada se parecía a la organización y competencias del actual Cabildo Insular, constituido en 1913. Esa organización política y administrativa era denominada como el Antiguo Régimen.


    Como ya hemos mencionado, la escasez de documentos nos impide tener una visión clara de como fueron los orígenes de los empleos públicos de la isla.
    A partir de 1740 se crea la figura de los jueces de comisión en los pueblos mas importantes, una especie de delegados del alcalde mayor, ubicado en la Villa capital. Posteriormente, en 1766, el rey Carlos III implementa algunas reformas que darán mayor representatividad a los pueblos, pero siempre subordinados al alcalde mayor de Betancuria. Fruto de esta nueva legislación se nombran alcaldes pedáneos, diputado, síndico personero y fiel de hechos. En la actualidad, se desconocen los nombramientos en los pueblos de la parroquia de Tetir al no contar con actas documentales que los verifiquen. Sabemos que, en 1775, se propusieron para jueces de comisión a Agustín Matheo, Joseph Matheo y Juan Morales, por La Matilla; a Joseph de Zerpa senior, Joseph de Zerpa junior y Matheo de Zerpa, por El Time; Juan Campos (creemos que Ocampo), Joseph de Vera y Tiburcio de Vera, por Tetir.
    La gran reforma de la administración local la promulga la Constitución de Cádiz, en 1812, que establecía la creación de ayuntamientos en núcleos de población de 1000 almas, pero también respetaba los que ya existían en núcleos menores y contaban con parroquia propia. En todo caso, hasta 1835 va a ser un sistema inestable por los bandazos de la política española, alternándose periodos absolutistas de vuelta al Antiguo Régimen (1814-1820 y 1823-1835) , en los que todo se centralizaba en Betancuria, con periodos constitucionales (1812-1814 y 1820-1823). Estos periodos, desafortunadamente, también adolecen de
    escasez de actas y manuscritos que nos aporten luz sobre las personas que desempeñaron oficios públicos.


    En todo caso, hay que aclarar que estos ayuntamientos constitucionales en sus inicios tuvieron muchos problemas de funcionamiento y de falta de recursos. Nada que ver con un ayuntamiento moderno ya que estaban muy limitados en sus competencias, ni contaban con sede fija o casa consistorial, ni funcionarios, excepto un fiel de hechos o secretario. Además, muchos de los recursos económicos por ingresos seguían estando en manos del ayuntamiento de Betancuria.


    Se sabe que, en 1812, se constituyeron ayuntamientos en todos los pueblos con parroquia, y también en otros lugares que carecían de ella, como El Time y La Matilla, lo que derivará en un litigio en años posteriores. El 19 de abril de 1813, desde Betancuria, que ejercía como capital de la isla se declaró “nulo, de ningún valor ni efecto, cualquier ayuntamiento que se haya formado en el pueblo donde antes de la Constitución no lo había”. Este conflicto de Tetir con los pueblos adyacentes fue llevado por estos a la Diputación Provincial, el 27 de enero de 1814.

    “Viose una instancia de los pueblos de Time, Matilla y Guisguey en la isla de Fuerteventura en la que manifiestan que habiendo procedido el de Tetir a crear su Ayuntamiento Constitucional, no contando para sus elecciones con los vecinos de los indicados pueblos, sin embargo de pertenecer a su Parroquia, formando ellos de común acuerdo el suyo sin contradicción alguna, por manera que los electos se posesionaron y siguieron ejerciendo sus funciones hasta que por orden del sr. Jefe Superior Político se les mandó cesar como así lo ejecutaron y solicitan que se les permita ser regidos y gobernados por un Ayuntamiento independiente del de Tetir, continuando el que tenían establecido por exigirlo así el bien de
    la paz, buen orden y tranquilidad con otras razones que expresan. La Diputación Provincial en su vista determinó que el Ayuntamiento de la Villa de Sta. María de Betancuria en orden al contenido de este recurso para lo que se le incluye copia autorizada de el y manifieste si estos pueblos han tenido algún tiempo ayuntamiento o alcaldes separados, todo sin perjuicio de los demás informes y noticias que se juzgue oportuno tomar para resolver en esta materia lo mas justo y conforme al bien público”.


    Reseñar, como curiosidad, pese a la ausencia de actas, que en 1816 era alcalde de Tetir, Juan Alonso Manrique; de La Matilla, José Suárez Viña; de El Time, Bernardo Borges Cabrera. A pesar de no tener la autorización gubernativa, los pueblos aledaños de El Time y La Matilla siguieron nombrando sus alcaldes, mas testimoniales que efectivos, hasta que se prohibió su nombramiento. En el trienio constitucional de 1820 al 23, los alcaldes de Tetir fueron, consecutivamente: Juan Antonio Berriel, José Mauricio de Ocampo, Juan Vitorino de Ocampo y José Antonio Díaz. En 1931, dentro de otro periodo absolutista, con alcaldes como delegados del alcalde real de la isla, contamos con Félix Carrión Manrique, en Tetir, y José Jacob de León, en El Time.


    Es a partir del Real Decreto, de 23 de julio de 1835, cuando se pone orden, definitivamente, a la regulación de las administraciones locales, desapareciendo el Antiguo Cabildo y otorgando igualdad de competencias a todos los ayuntamientos de la isla. Se mantienen todos los ayuntamientos con parroquia: Betancuria, Pájara, Tuineje, La Oliva, Antigua, Casillas del Ángel y Tetir. Además, nace el municipio de la pujante y en constante crecimiento costa de Puerto de Cabras, el único municipio sin parroquia propia.


    A raíz de la creación del municipio de Puerto de Cabras, en 1836 se segregan los linderos territoriales del nuevo municipio, con una extensión bastante reducida, lindando, aproximadamente, por el Norte con el barranco de La Herradura, por el Sur con el barranco de Río Cabras, y por el interior, subía hasta la zona de Zurita y Cuesta Perico, tal y como se observa en el interesante mapa de Marcial M. Velázquez Curbelo, de 1883.
    .
    Evidentemente, para la pujante Puerto de Cabras era una extensión muy reducida que limitaba su progreso económico. La pretensión de crecimiento de Puerto chocó frontalmente con los intereses de Tetir, circunstancia que derivó en múltiples disputas por los deslindes municipales, con intervención de organismos estatales y políticos de relieve de esos momentos como León Y Castillo que tomó partido por los intereses portuenses. En este artículo no vamos a profundizar en esta disputa, que se mantuvo vigente hasta la fusión del 1925, dado que cuenta con interesantes trabajos realizados por los historiadores insulares Francisco Cerdeña y Rosario Ruiz.


    El Boletín Oficial de Canarias, de fecha 19 de agosto de 1835, publica una circular sobre “arreglo provisional de los ayuntamientos” que establece lo siguiente: “los pueblos de 200 a 500 vecinos se compondrán de un Alcalde, teniente de Alcalde, 3 regidores y un Procurador del Común”. En base a esta instrucción, y con las actas afortunadamente conservadas, Tetir procedió a actualizar la composición de su ayuntamiento, el 5 de diciembre de 1835, bajo la presidencia del alcalde saliente José Carrión y Manrique.


    Esta fue la composición de esa primera corporación:
    Juan Vitorino de Ocampo, alcalde; Julián de León, tte. de alcalde; Joaquín Chocho, primer regidor; Cayetano de Fuentes, segundo regidor, Juan Pérez, tercer regidor; José Pérez Ruiz, regidor del común y Antonio Aguiar, fiel de hechos.


    LA FUSIÓN
    Aunque la fusión no se culminó hasta el año 1925 e incluso hubo fuertes disputas territoriales entre los dos municipios, las dificultades económicas de Tetir, que perdió los importantes ingresos de la zona portuaria a partir de 1835, se evidenciaba que ambos territorios estaban condenados a entenderse y unir sus debilidades y fortalezas.


    Ya, en 1848, hubo un tímido intento de anexión con Puerto de Cabras, durante la alcaldía de Juan Montelongo de Vega. De la lectura de las actas municipales se desprende que las dificultades económicas eran muchas y de difícil solución: déficit presupuestario importante, deudas con los maestros y secretario municipal, muy baja recaudación por la precariedad económica de los vecinos, periodos de sequías, plagas en el campo. Son innumerables los testimonios de esa situación en las actas municipales de Tetir. Estos son algunos ejemplos:

    04-04-1901
    “Se suspenda todo procedimiento ejecutivo en contra de este ayto. en vista de las grandes calamidades porque atraviesan los pueblos de esta isla y máxime éste, en dónde hasta el agua para beber va faltando, por cuyo motivo es de todo punto imposible realizar ninguna cobratura de los contribuyentes, por la miseria tan espantosa en que se hallaban los pocos vecinos que quedan en este pueblo y lo otro porque todos los más han emigrado”.


    28-09-1902
    “Visto el oficio del Sr. Maestro de Instrucción Pública de este pueblo D. José Miranda Naranjo, haciendo renuncia de lo que se le queda a deber por material y alquiler de su casa habitación hasta fin del año 1901 y esta corporación teniendo por cierto, como lo es, lo manifestado por el sr. Maestro y mirando que en ello el municipio sale beneficiado, acuerda darle las gracias por su desinteresado proceder y que se acceda a sus deseos, relevándole por lo tanto, del cargo de rendir cuentas del material de la escuela publica de niños deeste pueblo hasta fin de 1901, y que tan pronto, haya fondos disponibles se le pague directamente el local de la dicha escuela, que es de su propiedad, y lo mismo se ingrese en la Hacienda lo que se le debe por atrasos de personal”.


    09-12-1923
    “El secretario comunica que se hallan varios asuntos pendientes, como son las quintas, presupuestos, repartos territoriales, cédulas personales…para lo cual necesita material para poder dar cumplimiento a los expresados servicios, lo cual no puede cumplir por carecer de recursos, como es público y notorio.


    Se acuerda que dentro del 33% (por estar embargados los fondos municipales) se libere al secretario 50 pesetas a cuenta del sueldo a fin de que compre el material que necesita”.


    02-11-1924-Comisión Permanente-
    “Francisco Saavedra reclama dos años (1922 y 23) de sueldo como secretario. Se acuerda abonarle 982,86 pesetas y a Juan Rodríguez Alonso 300 pesetas por los trabajos del censo de población”.

    En el primer cuarto del siglo XX el Ayuntamiento estaba en dificultad extrema. A los problemas económicos ya reseñados se añadían la renuncia constante de los cargos de secretario, la no celebración de sesiones plenarias (la última documentada es del 29 de abril de 1924, celebrándose bastantes comisiones permanentes en su defecto). Al parecer, existían sesiones plenarias de Tetir del año 1925, pero por circunstancias o intereses que desconocemos están extraviadas o destruidas.


    En el fondo de todo, estaba la incapacidad económica de Tetir para subsistir, lo que llevo
    irremediablemente a este acuerdo del ayuntamiento de Puerto de Cabras, celebrado el 24 de junio de 1925: “…se declaró abierta la sesión, manifestando queel objeto de la misma, según se hacía constar en la oportuna convocatoria, era acordar lo procedente acerca de la pretensión del Municipio de Tetir de agruparse al de este término, conforme lo hace constar en sesión plenaria de diez y siete del corriente, y lo acredita con la certificación del acta oportuna, recibida en esta alcaldía el veintidós del actual. Vista la certificación de referencia, por la que resulta que el Ayuntamiento de Tetir, adoptó en sesió extraordinaria, y por unanimidad, el acuerdo de solicitar de esta corporación, agruparse a este
    municipio como limítrofe más próximo.


    Este ayuntamiento que participa del mismo afecto consignado por la corporación de Tetir… acepta con muchísimo gusto la petición y en su virtud admitiendo la fusión que también, y con toda solemnidad acuerda por unanimidad, hace constar de conformidad a lo determinado en el artículo 19 del Reglamento sobre población y términos municipales, lo siguiente:


    1o Que el nuevo ayuntamiento constituido por los municipios de Puerto deCabras y Tetir, tendrá el nombre del primero.
    2o Que en esta capital ha de fijarse la capitalidad de los ayuntamientos fusionados.
    3o Que las deudas y créditos que resulten de las oportunas liquidaciones, después de solicitarse del Gobierno las condonaciones o moratorias procedentes, serán de cargo y cuenta de los respectivos vecindarios.
    4o Quedan los respectivos vecinos en el disfrute de sus bienes comunales en laforma que hayan venido haciéndolo.
    5o Se estipula, por último, que las obligaciones, derechos o intereses de cada municipio que se fusiona serán respetados ampliamente, conforme a sus usosy costumbres, siempre que no se opongan a las prescripciones del vigente Estatuto Municipal y disposiciones complementarias”

    .

    Como curiosidad incorporamos esta división en distritos del municipio de Tetir, aprobada en sesión de 2 de octubre de 1921:


    “Rosa de Lagos. Naciente, ribera del mar. Norte, barranco de Tinojay o límite dela Oliva. Poniente, partiendo de la pared de Rosa de Lagos que se halla en la boca del valle de Guisguey linea recta al barranco de la Herradura y Sur, dicho barranco. Guisguey. Naciente, el lindero anterior. Norte, límite con La Oliva. Poniente, camino del Valhondo que
    sube al Time en línea recta al morro de La Pila y Sur, filo del norte de Guisguey a dar al camino de Valhondo y barranco de L a Herradura tomando por límite de poniente la pared que de nombre llaman las Casas Altas.


    Time. Naciente, la pared anterior en línea recta sobre la majada de Guisguey. Norte, filo del norte de Guisguey al camino de Valhondo tomando como naciente la línea recta al morro de La Pila. Norte, límite de La Oliva. Poniente, el de La Matilla y Sur, límite de Tetir, en cuyos linderos los pueblos guardan los usos y costumbres que se hallan venido usando, tanto como respecto a este pueblo, Estancos y Herradura como con La Matilla y Tamariche”.
    En definitiva, Tetir y Puerto del Rosario forman hoy en día una única demarcación municipal, pero creemos que es justo y necesario dar visibilidad a la importancia histórica de la Vega en el crecimiento, desarrollo y prosperidad del actual municipio de Puerto del Rosario y que se reconozca el esfuerzo de los tetireños que nos precedieron en el tiempo, que lucharon incansablemente para mantener la identidad de un pueblo que se merece perdurar en el tiempo.

    CARLOS IGNACIO VERA BARRIOS
    Licenciado en Historia

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