El Museo Arqueológico de Fuerteventura, con sede en Betancuria, forma parte del proyecto iniciado por un grupo de arqueólogos para estudiar, por primera vez, la violencia física en los majos. Esta investigación, a través del análisis de traumatismos en restos óseos, permitirá seguir reconstruyendo las formas y condiciones de vida de las poblaciones del pasado.
Los trabajos son realizados por un equipo especializado formado por miembros del Museo Canario, el Servicio de Patrimonio Histórico de Gran Canaria y Tibicena, mediante el análisis de restos óseos procedentes de los fondos del museo majorero.
Entre los restos arqueológicos analizados se incluyen los procedentes de una cueva sepulcral del barranco de los Canarios (Pájara), los de cueva de Villaverde (La Oliva) o Punta Caletones (Betancuria). También se encuentran hallazgos casuales de otras zonas de importancia, como la montaña del Cardón, Tirba, el barranco de Pecenescal, cueva de Esquinzo en Tindaya, la dehesa de Huriamen y otros puntos de la isla.
Asimismo, se estudian y analizan los restos del pueblo majo que han vuelto a Fuerteventura del Museo Canario y del Museo Arqueológico de Tenerife y que actualmente forman parte de la exposición ‘De Vuelta a Casa’ del museo majorero. Se trata de dos individuos procedentes de Tiscamanita y Jarugo, cinco cráneos, (procedentes de Jandía, El Matorral y otras localidades) y varios restos humanos sin procedencia determinada que fueron enviados en los siglos XIX y XX hacia los espacios museísticos de las islas capitalinas.
El estudio es realizado por personas especializadas en el ámbito de la arqueología, la bioantropología, las prácticas funerarias y el tratamiento estadístico de datos: Verónica Alberto Barroso, arqueóloga de Tibicena, Arqueología y Patrimonio; Teresa Delgado Darias, conservadora del Museo Canario, y Javier Velasco Vázquez, técnico del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria.
Las lesiones traumáticas serán registradas, gráfica y descriptivamente, atendiendo al elemento esquelético afectado y su ubicación exacta en cada uno de ellos. De manera especial se tendrá en cuenta la evaluación del momento en el que se produjo la fractura, distinguiendo entre fracturas ante mortem, perimortem y postmortem.
Las fracturas se clasificarán según el tipo de mecanismo causante: traumatismo cortante, lesiones punzantes y traumatismo por objeto contundente o contuso. Estas categorías están bien definidas en la literatura clínica y han sido ampliamente estudiadas en la bioarqueología y la antropología forense