El Gobierno ha aprobado una nueva normativa que transformará la alimentación en los centros escolares, priorizando el bienestar de los estudiantes. La medida prohíbe ofrecer productos como bollería industrial y refrescos con azúcar en cafeterías y máquinas expendedoras dentro de los colegios. El Gobierno elimina bollería y refrescos azucarados de los colegios para fomentar una alimentación más saludable y sostenible.
El objetivo es claro: garantizar una alimentación más nutritiva para todos los alumnos y reducir las diferencias en salud vinculadas al nivel económico. Esta decisión forma parte de un conjunto de acciones que pretenden fomentar hábitos saludables desde la infancia.
Los menús escolares deberán basarse en alimentos frescos y variados, incluyendo de forma regular verduras, frutas, cereales integrales y legumbres. También se establece que el pescado debe estar presente entre una y tres veces por semana, mientras que los productos precocinados, como las pizzas, quedarán restringidos a una sola ocasión al mes.
Además, se han fijado límites sobre el contenido de azúcar, grasas y sal en los productos que se ofrecen en las escuelas. Por ejemplo, se controlará que los productos no superen determinadas calorías por porción, y se restringirá el uso de grasas saturadas y azúcares añadidos.
La ley también contempla un impacto positivo en el entorno, ya que se fomentará el uso de ingredientes locales, de temporada y ecológicos. Esto no solo beneficiará a la economía agrícola del país, sino que también contribuirá a una alimentación más respetuosa con el medio ambiente.
Con este nuevo marco legal, el Ejecutivo busca frenar el aumento de la obesidad infantil, alineándose con estrategias a largo plazo para mejorar la salud pública. Se trata de un paso firme hacia unos comedores escolares más equilibrados, inclusivos y sostenibles. El Gobierno elimina bollería y refrescos azucarados de los colegios para fomentar una alimentación más saludable y sostenible.