Ken y su esposo no han podido abonar los recibos de agua y luz durante el último mes. Tienen tres hijos y una vida por delante. El ERTE cayó de lleno en la vida de su seno familiar, como en la de tantos otros.
LLevan 20 años residiendo en Fuerteventura, proceden de Nigeria. Han abonado cada uno de los pagos durante los últimos años, «nunca hemos pedido ninguna ayuda social, nunca», aseguran. Pretenden «un techo y poder pagarlo» pero el casero les ha privado del servicio de electricidad y agua. Desenganchados de los suministros básicos, llevan dos semanas viviendo de la caridad vecinal.