El PP ha ganado las elecciones en Extremadura de este domingo, al obtener 29 escaños, uno más que en 2023, pero no logra la mayoría absoluta que pretendía la presidenta de la Junta en funciones y candidata a la reelección, María Guardiola, cuando apretó el botón de los comicios autonómicos adelantados, pues se queda lejos y vuelve a necesitar a Vox, que se ha disparado; mientras que el PSOE ha sido el gran perdedor de la jornada, al hundirse a su mínimo histórico y lograr 18 asientos en la Asamblea, 10 menos que en las anteriores.
Los grandes ganadores de esta cita electoral inédita son Vox y Unidas por Extremadura, al lograr unos resultados históricos en esta región y mejorar notablemente su representación en la Asamblea. En el caso de los de Santiago Abascal, han pasado de cinco asientos a 11, y en el caso de Unidas por Extremadura pasa de los cuatro de la pasada legislatura a los siete parlamentarios.
Cuando Guardiola adelantó las elecciones autonómicas al no poder aprobar los presupuestos regionales para 2026, lo hizo con un fin: poder gobernar sin ataduras, con las «manos libres» y sin tener que depender de Vox, su socio en el Gobierno hasta julio en 2024. Sin embargo, la dirigente ‘popular’ no convence y no ha logrado atraer muchos más votos de los que ya obtuvo en la anterior cita.
Así, si quiere volver a ser investida, la candidata del PP vuelve a depender de los de Santiago Abascal, con cuyo líder no mantiene la mejor de las relaciones. De hecho, durante la campaña, ambos se han lanzado reproches cruzados. Guardiola llegó a llamar «señoros» a los de Vox, mientras que Abascal la tildó de «feminazi» y de ser la «Irene Montero del PP».
Y aunque no ha logrado alcanzar la mayoría absoluta, el PP se ha convertido en la primera fuerza en Extremadura. Según fuentes ‘populares’, los objetivos «ya estarían cumplidos», si bien solo han visto aumentar en un escaño su representación en la Asamblea.
Es la segunda vez que los ‘populares’ se convierten en el primer partido en la región, después de que en 2011 también lo lograran con José Antonio Monago, que se convirtió al final en el presidente de la Junta gracias a la abstención de IU en aquel momento.
En una región que tradicionalmente ha sido socialista, el PSOE ha obtenido el peor resultado de su historia. Solo en una ocasión en democracia, en 2011, el PSOE se quedó en segundo lugar en Extremadura, pero al contrario que en aquella ocasión, que solo le separaban dos escaños del PP, ahora se queda bastante lejos.
El PSOE ha obtenido 18 escaños, diez menos que hace dos años y medio. Pero los escándalos de corrupción y los casos de acoso y abusos que cercan en el PSOE, unido a un candidato, Miguel Ángel Gallardo, que se ha presentado a esta cita procesado por la presunta contratación irregular de David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, han lastrado a los socialistas.
«El resultado es muy malo, sin paliativos«, ha admitido Gallardo, quien también ha querido incidir en «¿para qué han servido estas elecciones?», en referencia al resultado de los ‘populares’. A su juicio, no ha servido para nada porque «a partir de hoy, Extremadura tiene más bloqueo».
El ganador, sin duda, de esta jornada electoral ha sido Vox, que es la formación que más ha visto aumentada su representación en la Asamblea de Extremadura, ya que ha crecido más del doble al pasar de cinco escaños a once. Y aunque se mantiene como tercera fuerza, se aproxima mucho más al segundo partido, del que le separan solo siete escaños.
Ya en 2023, Vox tuvo la llave del Gobierno de la Junta de Extremadura, y ahora vuelve a tenerla, aunque ahora afrontará las negociaciones para la investidura con más fuerza. Abascal siempre ha dicho que para pactar Guardiola tendrá que «pasar por el aro». Ahora habrá que ver cómo es ese «aro», aunque durante toda la campaña Vox ha dejado claras sus líneas rojas, que son las «mismas» que ha impuesto en otras regiones como la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia o Islas Baleares para apoyar los presupuestos.
Así, ha reivindicado su rechazo al Pacto Verde, el mantenimiento de la central nuclear de Almaraz y la eliminación del gasto «superfluo» dedicado, entre otros asuntos, a partidos políticos, sindicatos, igualdad o ayuda al exterior.
Durante la campaña ha habido dardos continuos hacia Guardiola por haber adelantado las elecciones en lugar de aceptar las condiciones que habían valido a otros presidentes autonómicos. Además, Abascal llegó a cuestionar a la candidata ‘popular’ y advirtió de que, en caso de que ella «se empecinara» en no aceptar sus condiciones, en el PP tendrían «que plantearse poner a otra persona».

