Por Sonia Álamo
Consejera Insular – Nueva Canarias
Fuerteventura debe reaccionar ante actos que se vienen repitiendo en los últimos años y que merecen una respuesta firme desde todos los ámbitos. Grabados rupestres pintados con sprays. Yacimientos indígenas pisoteados o expoliados. Elementos patrimoniales deteriorados que nunca se restauran. Lugares con historia convertidos en escenarios improvisados para el turismo irreflexivo. Seamos guardianes de nuestro legado: Mirar para otro lado no es opción
Hemos permitido que estas agresiones se acumulen sin una respuesta institucional firme, coordinada y sostenida en el tiempo. Y lo más preocupante es que nos estamos acostumbrando a ello.
La realidad nos debe preocupar y ocupar a todos: estamos perdiendo nuestro patrimonio cultural. Lo estamos perdiendo no porque el tiempo avance, sino porque las tímidas reacciones y una protección insuficiente permiten que el deterioro continúe.
Cada daño que sufre un grabado rupestre, cada muro indígena que se desploma, cada fragmento arqueológico que desaparece supone una pérdida irreversible. No hay réplica, copia ni reconstrucción que pueda devolvernos lo que se destruye.
Hoy, buena parte del patrimonio cultural de Fuerteventura no está inventariado de manera completa, pública ni actualizada. Esa ausencia es una forma de invisibilización. Y lo invisible, en la práctica, no existe para la administración.
Por eso Nueva Canarias ha querido compartir su inquietud al respecto y este viernes ha conseguido el respaldo unánime del pleno del Cabildo a una moción que propone el impulso de un conjunto de actuaciones a tal fin.
La creación de un Catálogo Insular del Patrimonio Cultural, digital, georreferenciado, accesible y en constante revisión, debe ser la primera de ellas.Es la base de todo. Lo que no se identifica no se protege, lo que no se protege se pierde, y lo que se pierde no vuelve.
Alguien podría pensar que todo esto es una cuestión estética, académica o museística. No lo es.Esto tiene que ver con nuestra historia, con nuestra memoria colectiva y con lo que nos define como pueblo.Hablamos de nuestras raíces primigenias.
Un patrimonio cultural degradado nos empuja a un modelo de isla sin raíces: una tierra convertida únicamente en destino, pero no en identidad.
Colectivos culturales, arqueólogos, asociaciones vecinales, guías acreditados y personas comprometidas llevan años alertando, documentando y defendiendo estos espacios… solos. Con una mezcla de responsabilidad y frustración. Nuestros técnicos y personal adscritos a la Consejería de Patrimonio necesitan más medios y recursos, pero entendemos que toda la sociedad majorera puede ser partícipe. Por eso uno de los elementos más innovadores de esta moción es la creación de la figura de los Guardianes del Legado: una red coordinada, formada, reconocida y dotada de herramientas para colaborar en la vigilancia y protección del patrimonio mientras el Cabildo implementa las infraestructuras necesarias. No sustituirían a la institución. La acompañarían. La reforzarían. La harían más efectiva. Todos a una. Todos para honrar y proteger nuestro legado, el que nos dejaron nuestros primeros, los majos.
Proteger nuestro patrimonio no depende de colores, gobiernos o periodos. Depende de algo más sencillo: decidir si queremos seguir siendo un pueblo con memoria o convertirnos en un territorio cualquiera.
Lo que está en juego no son ruinas, restos o piedras. Lo que está en juego es lo que nos hace diferentes. Si no actuamos, llegará el momento en el que lo único que podamos hacer sea escribir artículos lamentándolo. Aún no estamos ahí. Pero nos estamos acercando demasiado. Este es el momento de elegir.
Podemos seguir mirando hacia otro lado.
O podemos asumir que ser guardianes de nuestra historia es un deber, no una opción.
Seamos guardianes de nuestro legado: Mirar para otro lado no es opción

