Los okupas no solo entran en viviendas de la Urbanización Rosa Vila, sino que ahora también se asientan en los edificios colindantes en los que los residentes han detectado un punto de distribución de estupefacientes. Un claro ejemplo de esto ha sido comentado por los afectados en ‘El Magazín de Onda Fuerteventura’. Varias casas han sido ocupadas y otras desvalijadas después de haber sido abandonadas.
Los vecinos de la zona denuncian ruido permanente, peleas, suciedad y la sensación de control que los ocupas ejercen en el barrio. Los nuevos inquilinos les hacen la vida imposible, se sienten intimidados y reciben amenazas. «Cada vez que salimos de nuestras viviendas tenemos miedo y nos avisamos unos a otros, solemos ver gente rondando alrededor del edificio, sabemos que nos vigilan», denuncia una vecina de la zona.
A las casas y edificios ocupados se unen los abandonos. La Urbanización Rosa Vila lleva esperando desde 2008 mejoras en sus infraestructuras, «nos lo vendieron como una Urbanización con todo tipo de prestaciones y a día de hoy estamos abandonados e incomunicados, no tenemos ninguna vía que conecte con Puerto del Rosario», señalaron
Los okupas, que no pagan la luz pues hacen enganches ilegales forman parte de una red organizada, «no se trata de familias vulnerables que se hayan quedado sin vivienda, se trata de venta de drogas y otras cuestiones insalubres».
Los vecinos han denunciado la situación ante la Policía, que vigila la urbanización cada vez que son llamados, «no podemos seguir poniendo rejas y alarmas para protegernos».
Un grupo de okupas siembra la inseguridad en la abandonada Urbanización Rosa Vila
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