La inmigración vuelve a ser noticia en Fuerteventura, después de la llegada el pasado sábado de una patera a la costa de Gran Tarajal, con 30 personas a bordo, ocho mujeres -entre ellas una embarazada-, dos menores y 20 hombres. Todos ellos, tras ser atendidos en un primer momento por las autoridades, fueron trasladados hasta las dependencias de Misión Cristiana Moderna, en Risco Prieto, donde la institución portuense les está dando alojamiento por un tiempo de 10 días, duchas y comedor social.
Pastor Ángel ha estado en los estudios de Onda Fuerteventura para explicar cómo están viviendo toda esta situación. Asegura que ver la marea como un plato le pone de los nervios, porque saben que las posibilidades de que llegue una patera aumentan muchísimo y actualmente son el único recurso para ayudar a todas las personas que se aventuran a subir en una embarcación en busca de una vida mejor.

«Lo hacemos de manera voluntaria, sin obligación alguna y si nos llama extranjería las únicas opciones que tenemos son recibirlos o dejarlos en la calle», explicó el pastor, «cuando los acojo pienso en la ciudad y en nuestro entorno, son muchas personas sin comer, sin dormir y deambulando, sabemos que eso lleva a un incremento de la delincuencia».
El ministerio del Interior ordenó suprimir el Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) de Fuerteventura en junio de 2018, desde entonces, no existe un lugar en la Isla donde acoger a las personas que hacen la travesía entre el continente africano y la isla majorera. Tan solo Cruz Roja les atiende en el momento de su llegada y luego van a comisaría porque han entrado de manera irregular. Desde allí, son derivados a las instalaciones de Misión Cristiana Moderna. «Deberíamos tener un lugar donde atenderlos durante un tiempo y no que la opción seamos nosotros o que terminen deambulando por la calle».
Las 30 personas que llegaron el pasado fin de semana a la costa de Gran Tarajal ya están en la calle. «Ahora mismo tienen un documento que les permite deambular por las calles con todos sus derechos, sin ese papel podrían terminar en prisión. Nuestro trabajo es intentar encontrarles un destino donde ir y para conseguirlo estamos haciendo entrevistas de forma desesperada», explicó Pastor Ángel.

«Estas personas vienen cometiendo un delito, pero no son delincuentes, aunque podrían terminar delinquiendo si no existieran recursos como el nuestro». Por ese motivo, desde Misión Cristiana Moderna se les informa que tienen 10 días para buscar alguna opción, aunque alguno de ellos ha llegado a permanecer hasta un mes en sus instalaciones. «Nosotros no vamos a dejarles en la calle, vamos a buscar una manera de ayudarles».
El caso de la patera anterior, en la que viajaban magrebíes, es muy diferente, muchos de ellos llegaban con contactos y el mismo día les iban a recoger a Risco Prieto.
Las mafias tienen un papel muy importante en la llegada de inmigrantes. Tanto es así, que cuando se da a conocer la labor que se hace por los recién llegados se llegan a recibir llamadas en las que informan que serán los próximos en salir y preguntan si les darán un lugar donde quedarse.
«En este último caso llamó mucho la atención que la mayoría portaba un teléfono móvil de última generación y pedían la WIFI para poder ponerse en contacto con sus familias».
Aún se desconoce la procedencia exacta de estas personas, todo hace indicar que son del centro o sur de África, aunque llegan bien entrenados y saben que no pueden dar detalles de la travesía o de lo que han pasado hasta llegar a la Isla.

Trabajamos en un submundo que la gente desconoce
La labor de Misión Cristiana Moderna es muy importante para estas personas, pero su llegada «no es una bendición, es una desgracia, porque tenemos al personal todo el día trabajando, dándole de comer a más de cien personas al día y toda esta situación hace que dupliquemos el comedor».
El Cabildo de Fuerteventura da 60.000 euros de subvención nominada a esta institución, pero gastan cada año 213.000 euros en ayuda social. La llegada de estas 30 personas hace que su labor se complique, porque tienen que preparar tres comidas diarias para cada uno de ellos.
«Nosotros hacemos esto porque amamos Puerto del Rosario y no queremos verlos deambulando por la ciudad y cuando escuchamos algunas críticas que hacen a nuestro trabajo sentimos vergüenza».
Pastor Ángel cree que detrás de estas críticas hay intereses, porque con las acciones de Misión Cristiana Moderna el mundo de la droga se está resintiendo, algo que ha provocado amenazas de muerte que «no me intimidan», asegura, «me preocupa que no se entienda, me preocupa la gente y que no se entienda el precio que se está pagando».
Gracias al trabajo que realiza el equipo de Pastor Ángel, han logrado que varias chicas que eran mulas se integraran a la Iglesia. Y esto ha generado problemas con los traficantes, a lo que hay que sumar la rehabilitación de 10 o 15 personas al mes, que dejan de consumir por valor de dos o tres mil euros mensuales cada uno de ellos.
«Trabajamos en un submundo que la gente desconoce y ahí hay unos intereses bestiales. La gente no tiene ni la más remota idea de lo que estamos haciendo, pero la situación es terrible. El que critique que se ponga a trabajar».