Con la curva de contagios por coronavirus disparada y expectativas de que siga creciendo, Portugal confinará al 70 % de su población a partir del 4 de noviembre pero no cerrará escuelas, establecimientos comerciales ni restaurantes.
La medida fue adoptada este sábado en un consejo de ministros extraordinario, en el que se decidió aplicar las restricciones a los municipios con más de 240 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, lo que alcanza a 121 localidades, entre ellas Lisboa y Oporto.
Los 7,1 millones de ciudadanos que residen en estos municipios, de un país de poco más de 10 millones de habitantes, sólo deberán salir de casa para actividades imprescindibles, como trabajar, ir a centros escolares, hacer compras, dar asistencia a personas mayores o hacer ejercicio al aire libre.
No obstante, los establecimientos comerciales y los restaurantes permanecerán abiertos, aunque deberán cerrar como máximo a las 22.00 y las 22.30 horas, respectivamente.
Teletrabajo obligatorio
Además, el teletrabajo será obligatorio, los eventos y celebraciones quedan limitados a cinco personas, a menos que sean convivientes, y se prohíben las ferias y mercados.
«El mes de noviembre va a ser muy duro», afirmó el primer ministro luso, António Costa, en rueda de prensa tras el consejo, donde explico que solicitará una audiencia al presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, para abordar una eventual declaración del estado de emergencia en los municipios con riesgo elevado.