El Videoclub Olíver anuncia su cierre en los próximos días. Desde su apertura en el año 2002 contaba con miles de socios, pero en la era de Netflix, HBO y el consumo a la carta de películas y series, este videoclub ha notado la falta de clientes a pasos agigantados.
Pocos han podido sobrevivir a la invasión de Internet. Las descargas y las películas online han ido cerrando la totalidad de los videoclubs. Vivieron su época de gran apogeo en los años 90 y con el cambio de siglo muchos mantuvieron su tirón, pero aquellos locales repletos los fines de semana de cinéfilos y juventud han ido pasando a la historia.

Ismael Martín, encargado del negocio ubicado en la Calle Extremadura de Puerto del Rosario, recordaba en una entrevista hace meses en Onda Fuerteventura que la primera mitad de los ochenta fue la época esplendorosa del vídeo, cuando competían los formatos Beta y VHS. Sin embargo, la cultura del videoclub ha ido menguando. «Para mi el videoclub no solo pretende ser un medio para ganarse la vida, es una filosofía, yo mismo he podido ver más de 15.000 películas en toda mi vida», reconocía.